El sesgo del status quo.
Ayer, antes de dormir, mientras leía un libro, me resultó sumamente interesante un concepto que el autor explicaba: el sesgo del status quo. Este concepto, publicado por primera vez por William Samuelson y Richard Zeckhauser en 1988, en un estudio científico explica que: como seres humanos, tendemos a preferir las opciones que mantienen las cosas tal como están, incluso aunque existan diferentes alternativas u opciones que pudieran traer consigo beneficios mejores.
Personalmente he sido presa de mi propia mente y miedos. Durante años me rehusé a soltar personas y situaciones por miedo a enfrentarme a mi mismo, a mi soledad y a mis miedos. Caí en la trampa de la comodidad y la costumbre, decidí quedarme en el mismo lugar en lugar de aventurarme a lo desconocido. Ha sido una constante batalla contra mis propios sesgos, sin embargo, leer sobre este tema me ha cambiado la perspectiva sobre mis propias barreras mentales.
El sesgo del status quo, aunque primero fue presentado por economistas, rápidamente fue estudiado por diferentes ramas de la psicología y el comportamiento humano.
Jaime Jaramillo, defensor de los derechos de los niños, que ha rescatado a más de 80,000 niños en situación de calle, narra en su libro “Te amo…pero soy feliz sin ti” que mientras intentaba ayudar a una comunidad de mujeres que vivían en situaciones infrahumanas, cayó en cuenta de lo limitante que puede ser el miedo a lo desconocido. “Algo que me pareció increíble fue ver cómo niñas adolescentes y mujeres…rechazaban la oportunidad que yo les estaba brindando de tener un hogar, amor y educación, debido al miedo creado por ellas mismas. Ellas preferían continuar viviendo en una alcantarilla pestilente, llena de excrementos humanos y ratas, o en la calle debajo de un puente, con tal de no salir de ahí… Era mayor el temor al cambio que el miedo que las embargaba permanentemente de morir asesinadas o maltratadas por su propia pareja”.
Como humanos, es normal querer buscar lo conocido, lo cómodo, irnos con el status quo, pero desgraciadamente rara vez es ahí donde crecemos. Y es que, piénsalo: ¿Cuántas veces por miedo al futuro te quedaste en tu zona de confort? ¿Cuántas relaciones que no suman mantienes en tu vida por mera costumbre o miedo a la soledad? O incluso más impactante, ¿cuántas pasiones no seguiste por miedo a fallar?
Pensamos que quedarnos en el mismo lugar es la mejor opción, lo seguro. Nos repetimos mentiras para justificar nuestro propio miedo. Pensamos que la mejor manera de vivir es sin desafíos, sin miedo; cómodo. Sin embargo, como todas las decisiones en la vida, esto tiene una consecuencia. Quedarnos en el mismo lugar, rechazar oportunidades, dar menos de lo que sabemos que podemos hacer, implica una falta de respeto a nosotros mismos. Implica, por fuerza, vivir una vida que no queremos vivir, llena de insatisfacción y miedo.
Nos ajustamos a normas sociales o expectativas externas, creyendo que esto nos va a ayudar y, en realidad, solo estamos cavando la tumba de nuestro propio potencial. Es importante cuestionarnos y pelear contra nuestras limitaciones auto impuestas.
Superar el sesgo del status quo requiere coraje y disciplina. Sin embargo, hacernos estas preguntas nos invita a ver nuestro miedo bajo otros ojos, incluso podemos ver lo irracionales que hemos sido. Nos hace darnos cuenta que nuestro mayor reto es superarnos a nosotros mismos.
Rodeate de personas positivas, que te ayuden a superarte. Toma esa decisión que tanto te asusta. Ten la platica difícil. Empieza tu blog. Sal a correr. Empieza ese reto que tanto te asusta. Saca personas, distracciones y situaciones que no te sumen en tu vida.
No dejes que el miedo te limite, recuerda que detrás de el, siempre se encuentra nuestro verdadero potencial, e incluso la vida que queremos vivir. Todos tenemos algo que aportar a este mundo, atrévete a crear tu vida. Empieza hoy, no dejes que se te vaya el tiempo de las manos.
Me platicas cómo te fue.
Hasta la próxima, abrazo.