Escoger el amor.


Las decisiones más importantes de mi vida han surgido del amor. Mi trabajo más significativo lo he realizado con amor, mis caídas más fuertes y mis lecciones más dolorosas, también han sido de una manera u otra gracias al amor.

Vivimos en un momento donde parece, todos están dispuestos a hablar y nadie a escuchar. La polarización, el resentimiento y la apatía parecen ser un estilo de vida común entre los seres humanos. Llenar vacíos es más fácil que nunca y la empatía parece ser cada vez más rara. Sumarnos al pesimismo y al cinismo es sencillo. El odio ofrece la salida fácil y el amor es cuestionado por muchos.

Lejos de retarnos, cuestionarnos y crecer, parece que buscamos poner piedras en el camino, excusas o alguna forma de sufrimiento en nuestra vida. Estamos tan cegados que escogemos el cinismo, la victimización y la queja continua cuando en realidad, la belleza se encuentra ahí, frente a nuestros propios ojos.

En la adversidad. En la simpleza y en lo complicado de la vida.

Cada situación que se nos presenta no es más que una oportunidad para ser mejores personas. Podemos escoger el amor, no hay duda pero ¿por qué habríamos de hacerlo?

La respuesta es sencilla: El amor es la verdadera fortaleza, es nuestra salvación.

Escogiendo el amor

Escoger el amor hoy más que nunca es una herramienta invaluable. La amabilidad, la empatía, la entrega absoluta, el propósito y el impacto positivo siempre nos llevarán más lejos que los sentimientos impulsados por el odio, la apatía o el rencor.

Si estamos dispuestos a hacer el trabajo y escoger el amor, podremos encontrar la verdadera paz y la trascendencia en todo lo que hacemos.

Sin embargo, debo decir que escoger el amor no es tan sencillo como parece. El amor no se limita a momentos felices, también implica dificultad y tomar el camino difícil día tras día. En el camino del amor, tendrás que enfrentarte a ti mismo y vulnerabilizarte. Se te presentaran miles de oportunidades donde podrás escoger el cinismo, la debilidad disfrazada de fortaleza y en algunas ocasiones, los mismos patrones que te han lastimado por tanto tiempo.

Si decides vivir el amor, tendrás que estar dispuesto a pararte solo y a escoger la amabilidad una y otra vez. Soltarás personas y dejarás situaciones atrás, te perdonaras, te entregarás a tu arte y a tus relaciones y en muchas ocasiones saldrás lastimado. Las cosas no saldrán como lo planeaste pero la vida te recompensará si te logras amar.

Escoger el amor en todo lo que hacemos es la única manera de convertirnos en quien debemos de ser. No hay secreto ni atajo. El amor es la solución.

Como siempre, toma lo que te sirva y deja lo demás.

Todo empieza con nosotros mismos.

El amor propio es la base fundamental de nuestra vida. Sobre el, construimos nuestras relaciones, nuestro propósito, nuestras metas y nuestra autoestima. Antes de pensar en cualquier otra cosa, debemos de empezar por la persona frente al espejo.

¿Cómo se desarrolla el amor propio?

La respuesta es simple: se escoge.

El amor propio no es una teoría ni algo abstracto, en realidad son acciones concretas repetidas día tras día. No llegamos al amor propio por accidente o por suerte. El amor propio es lo que escogemos hacer y lo que dejamos de hacer.

Cuando dejamos de ponernos en situaciones que sabemos nos drenan, decidimos sacar de nuestra vida a las personas que no nos suman y nos lastiman, estamos escogiendo respetarnos y amarnos. Cuando escogemos evitar el mismo patrón que nos ha traído tantos problemas, para vivir nuestra vida desde la consciencia, estamos escogiendo el amor. De la misma manera, debemos de entender que los hábitos dañinos y los vicios son autoimpuestos y mentirnos no cambia la realidad: lastimarnos por elección es una locura.

Sin embargo, la opción de no enfrentarse y escoger no cambiar aquello que nos lastima, es un acto de cobardía y una falta de respeto a nuestra persona y al mundo. Hacer el trabajo difícil jamás será sencillo, si no todo el mundo lo haría. En cambio, la alternativa: vivir en eterno conformismo, no conocer nuestro potencial y vivir a expectativas de otros, al paso de los años parece ser un peor castigo que escoger la incomodidad de cambiar.

¿Cuantas personas conoces que viven en una jaula creada por sí mismos? Se lastiman, escogen estar en una situación dolorosa y después se victimizan. Usarlos de advertencia es lo único que podemos hacer. Día con día se nos presenta la oportunidad de escoger quien queremos ser y hoy podemos escoger ser la víctima o quien decide su propio destino.

Solo cuando nos amamos y nos hablamos con la verdad podemos desarrollarnos como seres humanos. No se trata de ser perfectos y de suponer que jamás nos vamos a equivocar. Al contrario, abrazar nuestros errores y perdonarnos cuando nos equivocamos es uno de los más grandes actos de amor propio que existen.

En realidad, se trata de amarnos tanto que nos pongamos en situaciones que nos funcionen y nos hagan crecer. Donde todo lo escojamos con amor. Donde los retos, las verdades que enfrentemos y las dificultades que se presenten, estemos seguros nos están haciendo mejores personas. Más amables, más honestos, más agradecidos y menos conformistas. Incluso y especialmente, cuando esto sea difícil de alcanzar. Cuando nos amamos, estamos dispuestos a intentar, incluso fallando sabemos que somos mejores porque intentamos.

El amor propio es retarnos, es salir de nuestra zona de confort y cuestionarnos. Es conocernos y obligarnos a estar en situaciones que nos hagan crecer. Es ser amables con nosotros mismos y con los demás. Si tan solo nos atrevemos a amar(nos) lo demás, caerá en su lugar.

El mundo necesita más personas que se amen. Más personas dispuestas a ayudar. Mejores padres. Mejores hijos y vecinos. Personas amorosas y desinteresadas. Tu puedes ser uno de ellos. En ti está la decisión de escoger el amor propio.

Creencias limitantes.

Solemos confundir qué es el amor por eso vivimos presos de la miseria. Creemos que el amor se gana o que está fuera de nosotros. Sin embargo, el único amor real es el que vive dentro de nosotros mismos. El que nos hace mejores sin exigir, el que nos libera de expectativas y nos permite entregarnos de lleno a cualquier actividad que estemos realizando. El que podemos dar sin restricciones y no depende de nadie ni nada.

No podemos construir una vida desde el amor sin cuestionar nuestras propias creencias.

No tenemos que ser perfectos o estar haciendo algo para ser amados. No necesitamos probar nada para merecer amor. Lo que necesitamos únicamente es, redefinir el amor.

Nuestros sesgos y creencias nos hacen creer que el amor viene de fuera. Somos adoctrinados hasta el punto de creer que lo externo nos hará sentir mejor. La rebanada extra, la aprobación social o una pareja no nos harán sentir amados o realizados. Esta creencia no solo es equivoca también nos limita, nos hace creer que podemos poner el amor en manos de alguien o algo más que no somos nosotros mismos.

Buscamos hacer felices a las personas para que nos amen. Nos quedamos haciendo lo que no nos gusta para no decepcionar a nadie. Nos sometemos a dietas extremas para impresionar a los demás o nos identificamos con un trabajo o una pareja creyendo que ahí estamos a salvo. Comemos para sentirnos mejor y buscamos fama o dinero para ser reconocidos. ¿Qué locura, no?

La realidad sigue siendo la misma: ni toda la fama, dinero, comida o reconocimiento te van a llenar si no te amas. Primero sé es y luego se construye. Punto.

Confundir el amor con aprobación, dependencia y validación es una receta catastrófica para la vida.El amor no lo encontrarás ahí afuera, vive dentro de ti, naciste con el. No necesitas de algo o a alguien para ser amado y feliz.

Redefiniendo el amor.

Redefinir el amor es entender que el amor vive dentro de nosotros y que podemos escogerlo a diario. Que si hacemos el trabajo y rompemos con nuestras creencias limitantes, el amor transformará nuestras vidas. Las personas que vengan, serán a acompañar, no a llenar. El ejercicio y la dieta serán un acto de amor propio y jamás serán motivados por la aprobación externa. Nuestro trabajo será nuestro arte y entenderemos que valemos por lo que somos, no por lo que hacemos.

Podemos escoger el amor en todo lo que hacemos pero tenemos que entender que se empieza por elegirse a uno mismo. Para poder redefinir el amor necesitamos cuestionarnos y trabajar en nosotros mismos. Solo así podremos utilizar al amor como herramienta.

El amor como herramienta

La vida no se mide en cuanto dinero acumulaste, si eras el mejor golfista o levantabas más peso en el gimnasio. Una mejor manera de medir la vida podría ser a cuántas personas impactaste de manera positiva, si dejaste el mundo mejor que como lo encontraste y si diste siempre lo mejor de ti.

El amor nos permite tomar mejores decisiones basadas en la amabilidad, la honestidad, el impacto positivo y la trascendencia. Debemos de entender que todo lo que hacemos es un reflejo de cuánto nos amamos.

Utilizar el amor como herramienta es escoger las cosas difíciles. Es perseguir nuestros sueños. Es perdernos en nuestro arte y ayudar a nuestra comunidad. Es vivir con propósito, amar y perdonar.

Cuando ponemos en perspectiva nuestra vida y lo que queremos hacer con el poco o mucho tiempo que se nos ha dado, llegamos a la realización que no buscamos más que vivir una vida llena de amor. El amor, entonces se convierte una acción concreta y cualquier decisión que tomamos es un reflejo del amor que nos tenemos a nosotros mismos y al mundo.

Dar lo mejor de ti mismo.

Hablar siempre con la verdad.

Escoger la amabilidad.

No caer en provocaciones.

Controlar tus emociones.

Todo esto lo hacemos porque nos amamos.

Perdonar

Perdonar a quienes te hirieron, incluyéndote, es quizás el acto de amor más trascendental que podemos hacer. Creemos que el odio nos ayuda que es un alimento que nos va a llevar lejos y que podemos construir sobre el. Esto no es solo locura, es un camino sin boleto de vuelta.

Debemos de cambiar nuestras motivaciones y perdonar. El odio no te va a llevar a ningún lugar.

Antes de que pienses en todas las personas que usaron el odio como motivación, cuestiona que tan significativo fue su impacto ¿llegar a la cima para sentirte solo? ¿probar a los demás que estaban equivocados realmente te hará sentir mejor? Más bien pregúntate ¿cuántas de estas personas se sintieron realizadas una vez que consiguieron lo que querían?

Esa es la falacia del odio, creemos que al demostrar y construir vamos a ser suficientes. Que una vez lleguemos a la cima todo habrá valido la pena y será justificado nuestro odio y nuestra soberbia. Y entonces, llegas y tus problemas siguen existiendo. Tu odio está ahí, no se ha ido. A las personas que querías demostrarles, sigue sin importarles y además perdiste la oportunidad de disfrutar cada día del proceso. No viviste con amor y gratitud y todo por ser incapaz de dejar el pasado en el pasado.

La oportunidad de crecer e inspirar a los demás en el camino se te escapó. Decidiste hacer que se trate únicamente de ti, en vez de abrirle a la puerta a los que vienen después. En vez de agradecer las oportunidades que se te dieron, decidiste cargar con el peso del rencor y el odio. ¿Valió la pena?

El verdadero impacto se construye desde el amor, aceptando el pasado y dejándolo en su lugar. La realidad es que nadie tiene una vida perfecta, todos hemos sufrido y aunque en medidas diferentes cada quién tiene su propios problemas. Sin embargo, existir es un regalo y es perfectamente normal de vez en cuando salir lastimados. Amargarnos por esta realidad es debilidad y nosotros no somos débiles.

El dolor es parte de la existencia humana. Sin embargo, al cambiar el enfoque y aprender a amar todo lo que nos sucedió, nos liberamos de la inmensa carga del rencor y el odio. Amor Fati. Amor al destino.

Perdonar requiere de mucha fuerza y no es algo que se logra de un día para otro, perdonas una y otra vez, hasta que un día lo logras. Quizás ese día sea no sea hoy o mañana, pero si lo intentas te aseguro, eventualmente lo lograrás.

Va a llegar el día cuando el perdón se vuelva una parte de ti, seremos capaces de entender a todos y excusar sus situaciones, seremos más tolerantes y más amables. Pero antes debemos de perdonar(nos) y de soltar todo aquello que nos lastimó.

La trascendencia y el propósito se encuentran en el amor, no en el odio.

Relacional

Sin duda alguna, el amor también se encuentra en las relaciones de valor. Los seres humanos, somos seres sociales y rodearnos de personas que nos aman y nos ayudan a crecer es una bendición. Sin embargo, tenemos que aprender a diferenciar lo que es una verdadera relación fundamentada desde el amor a una relación que nos limita.

Una verdadera relación viene a sumar y acompañar, no a llenar. Las relaciones construyen, no destruyen (Invertir en personas que genuinamente te aman).

El amor sin las personas

El amor no solo se limita a las personas o las relaciones. El amor sirve como guía en nuestra vida, nos da propósito.

Existe un tipo de amor que vive en la entrega total a nuestro arte, al proceso de mejorar y de crear. El amor a todo lo que nos rodea. Ese amor que viene desde nosotros y nos ayuda a ver el lado positivo de la vida.

Este tipo de amor es el que nos transporta a la trascendencia.

Tu arte y tu trabajo

Independientemente de lo que hagas, puedes escoger el amor en tu trabajo. Cuando trabajas con amor, tu trabajo no es más que una expresión de ti mismo y del amor que te tienes.

Hace poco leí la historia de Epaminondas contada por Plutarco, quien fue fue un historiador y biógrafo. Epaminondas, un brillante personaje que a pesar de sus logros dentro y fuera del campo de batalla, fue asignado a una oficina encargada de las alcantarillas de la ciudad. Sus rivales para tratar de terminar con su carrera, lo asignaron a limpiar y redirigir las aguas negras de la antigua Grecia. Sin embargo, Epaminondas tomó su trabajo con honor y un sentido de deber y amor que todos podemos usar como inspiración en nuestras vidas. Transformó una oficina insignificante en un lugar “respetado y honorable”. A lo que quiero llegar es que, al final de cuentas todo lo que hacemos es un reflejo de quien somos. El trabajo no nos hace a nosotros, nosotros hacemos a nuestro trabajo. Si tratamos con amor nuestras responsabilidades, nuestros retos y entendemos que nada es realmente pequeño, podemos entender que dar nuestro mejor esfuerzo es sencillamente, un reflejo de cuanto nos amamos y del respeto que nos tenemos.

Siempre tenemos la opción de traducir el amor a nuestro trabajo, podemos buscar formas de servir a los demás y de entregarnos por completo al proceso, sin importar si nos están viendo o no.

Tu única responsabilidad es dar lo mejor de ti. Pero esto es sencillo, porque te amas, porque te respetas. Porque entiendes que ninguna tarea es pequeña o insignificante. Porque sabes que todo lo que haces es un reflejo de ti mismo.

Verdadera fortaleza

Para concluir, solo me gustaría recordarte que la verdadera fortaleza se encuentra en el amor. Es más difícil ser una persona amable, bondadosa y honesta que ser un cínico, burlarte de los demás y vivir con rencor. La verdadera fuerza no radica en el enojo o en los gritos, más que fortaleza es debilidad perder el control de tu persona y de tus emociones. No se debe admirar a la persona grosera, que ama el caos y no encuentra sentido a la vida. Lastimar a las personas y pensar que nada es importante es fácil. Victimizarse, quejarse, burlarse y reírse siempre será más sencillo que ser un buen ser humano, escoger la virtud y confiar que lo que hacemos tiene verdadera importancia.

La verdadera fortaleza está en la persona que siempre está dispuesta a ayudar. En el el estudiante que, con una sonrisa se acerca al recién llegado para presentarse. En la persona que está dispuesta a ser optimista en medio del caos. En el líder reconfortando a los demás incluso si también tiene miedo. La persona que escoge ser amable con todos, sin importar si fueron groseros es el epitome de la fortaleza.

El padre que siempre recibe con una sonrisa a sus hijos sin importar si todo se está desmoronando, es más fuerte que cualquier cínico que escoge ser abatido por el fluir de vida. La fortaleza de la persona que decide ver lo mejor en todas las personas sin importar si lo hirieron es un tipo de fortaleza que la persona que decidió cerrarse por ser lastimado jamás entenderá. La empatía y la bondad abren puertas que el enojo y el cinismo jamás podrán.

Y aunque es curioso, que valoramos la virtud pero no la discutimos siempre vale la pena recordar que esto no lo hacemos porque nos importa ser vistos o celebrados. Lo hacemos porque sabemos que es lo correcto, porque es nuestro trabajo, nuestra obligación moral. Entendemos que somos mejores que la debilidad de la victimización y que podemos dejar el mundo mejor que como se nos entrego.

Si fuiste bendecido, escoger ser una bendición para los demás. A todos se nos presenta la oportunidad de escoger el amor en todo lo que hacemos. Escoge bien lo que quieres hacer con tu vida. Ayudar o victimiza. Inspirar o limitar. Contribuir o quejarse.

La vida es demasiada corta como para cargar con rencor, hacer cosas sin propósito y escoger el cinismo. Todo lo que hacemos resuena en la eternidad, jamás sabes si ese pequeño acto de amabilidad le cambio el día a una persona o si tu sonrisa reconforto a alguien. No sabes a cuantas personas inspiras siendo tu mismo. Vive desde el amor, te aseguro que escoger el resentimiento y el odio no te van a llevar a ningún lugar.

Nos vemos pronto, abrazo.

Siguiente
Siguiente

Más libertad implica más disciplina